Cipriano Muñoz Trullén |
Hoy
os contamos la experiencia de otro practicante de yoga en la Escuela de Vida
Sananda. Se trata de Cipriano Muñoz Trullén. El es un veterano
industrial que lleva retirado unos cinco años. Su vida ha sido
azarosa, durante más de cuarenta años recorrió el mundo levantando
y traspasando negocios. Patentó varios inventos y se le reconoció
varias veces en la prensa y TVE por sus méritos de trabajo en el
comercio de Aragón.
Nos
cuenta que nació y pasó su niñez en el Pirineo durante los duros
años de la postguerra. "En la juventud salí de mi pueblo natal
para comerme al mundo pero al final el mundo se me ha comido a mi”.
Y añade: “Pero
mientras ha durado la aventura de mi vida, he disfrutado muchísimo
del trabajo”.
Cipriano junto a otros alumnos, al fondo la Peña Oroel de Jaca |
Cipriano, además de ser un aventurero en los negocios, también
practicó deportes de riesgo en su juventud: paracaidismo, esquí,
karate,... siendo su preferido el escafandrismo. Aunque en los
últimos veinte años dejó de lado el deporte y se dedicó de lleno
a su trabajo y a viajar.
Nos dice: “no practicar deporte fue la perdición para mi salud.
Más tarde, cuando me retiré del trabajo, sentí que mi cuerpo se
atrofiaba rápidamente (ciática, desviación de columna, dolores en las cervicales y en las articulaciones,...) y a ello se sumó una desgracia
familiar. La tensión emocional de esta situación provocó un cáncer
en mi cuerpo”.
Cipriano realiza una postura de torsión |
"En este punto crítico de mi vida -nos sigue contando-
descubrí lo qué es Yoga, (por culpa mis primos)... y puedo decir que
después de dos años de practica continuada ya he superado el cáncer
totalmente y mi cuerpo lo siento quince años más joven. Estoy más
ágil, y sobre todo he recuperado las ganas de vivir después de mi
fracaso matrimonial. Practicar yoga me ha devuelto la salud al cuerpo
y ha calmado un poco más a mi mente. También, mi alimentación ha
cambiado. Influido por los que me rodean ahora como menos carne y
esto ha mejorado mis digestiones”.
Junto a sus compañeros, Cipriano realiza luna creciente |
La imagen que Cipriano tenía del yoga, antes de comenzar las clases,
era como la que tienen la mayoría de personas que no han practicado
nunca. Lo ven como algo aburrido, pasivo y hasta sectario. Pero cuando se
atreven a vivir la experiencia, descubren que se requiere de gran
trabajo y esfuerzo para mantener posturas a las que nuestro cuerpo
no está acostumbrado. Son posturas que flexibilizan, aportan más
fuerza y tono a los músculos. Son posturas que comprimen ciertas
glándulas y órganos del cuerpo para mejorar su función y así
regenerar el cuerpo físico. Estas posturas se acompañan de
respiraciones más lentas, profundas y conscientes que van calmando
la mente.
Cipriano termina la entrevista con esta palabras:
"He tratado de convencer a toda mi familia y amigos de lo beneficioso que sería para ellos comenzar a practicar esta disciplina. Siempre les digo: -hazlo por la fuerza, es tu vida! Pero nadie le da la importancia que tiene. Yo, años atrás no imaginaba que esta practica fuera tan completa. Ahora pienso que me hubiese preferido conocerla antes".
"Milagros, ¡gracias por tus clases de yoga!"
Cipriano, ¡gracias por colaborar en el blog!
La practica continua de la disciplina yoga es un estilo de vida muy saludable. Su eficacia sobre nuestro cuerpo y nuestra mente ha sido demostrada por la ciencia. Además, su larga permanencia en occidente, los millones de personas que lo han practicado durante más de diez mil años de antigüedad que tiene, nos ratifica su eficacia sobre la salud física y mental.
Cipriano, a la izquierda, sube a la postura de la cobra (bhujangasana) |
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